5:30 horas del 11 de Octubre de 2012, en Sangüesa, Navarra, suena el despertador. Nos levantamos de la cama como si estuviera llena de clavos, los nervios están a flor de piel. Casi ni nos hablamos, todo va muy deprisa, casi mecánico, ducha, vestir, revisar la habitación, desayunar…Engullimos como podemos un tazón de cereales y cargamos petates y mochilas en el Cherokee, Pablo nos espera paciente en la calle para llevarnos a la estación de autobuses de Pamplona…así comienza nuestra aventura, destino Nepal, 25 días de viaje, 18 días de Trekking que nos permitirán recorrer increíbles rincones y montañas de ese pequeño pero enorme país.
A las 7:00 de la mañana sale puntual de Pamplona nuestro Autobús de la empresa Alsa (aunque ciertas mentes obtusas crean que esta compañía no opera en Navarra ¡porque no es de aquí!...en fin…) dirección a la Terminal 4 de Barajas, previa parada en Soria para cambio de Autobús. Creíamos que se nos haría largo pero la emoción hace que cuando nos queremos dar cuenta estamos facturando los petates en el mostrador de Qatar Airways. El ritual de espera en Barajas es sencillo, comprar El Jueves, la revista Desnivel, un Mc Menú rapidito y a embarcar destino Doha.
Aproximadamente 8 horas y varias películas después, pisamos la lujosa terminal amarilla del aeropuerto Qatarí, donde pasaríamos la mayor parte de las 10 horas de escala dormitando en la Quite Room habilitada para tal fin.
A primera hora de la mañana, tras un rápido desayuno, embarcamos de nuevo dirección Katmandú, tan solo 5 horas y un par de películas nos separan de nuestro ansiado destino.
16:35 horas del 12 de Octubre de 2012, Aeropuerto Internacional Tribhuvan de Katmandú, no nos quedan más dedos por cruzar…que salgan los petates, que salgan los petates, que salg……siiii!!!! Ahí vienen los Quechua Brothers cubiertos del film amarillo que les pusimos en Barajas, primera bola de partido salvada. Ahora toca el control de pasaportes…rellenamos en la cola a la carrera el papelito de inmigración, con un bolígrafo que le distraemos a un escocés, y llegamos a la cadena humana del control, parece el cuento de los deditos y el huevo….un funcionario recoge el pasaporte, otro cobra los 40$, otro te pide la fotografía y el ultimo pone la grapa…eficacia nepalí.
Salimos al manicomio, perdón al parking del aeropuerto, dónde entre una nube de gente gritando y ofreciendo coches y taxis, vislumbramos a quienes nos venían a recoger, con un flamante Talbot Orizón de color marrón. Aquí conocimos a Krishna, nuestro guía del trekking, pero…faltaba el conductor que había tenido un ligero apretón…entre tanto todo un enjambre de gente nos rodea y aprovecha para pedir su correspondiente propina, yo porque trabajo aquí, yo porque te saludé al llegar, yo porque te saludé más efusivamente, yo porque llevo una camiseta roja...me deshago de mis últimas monedas de euro y nos metemos en el coche…por fin ha aparecido el conductor, nos vamos a Katmandú…
El Talbot se sumerge desafiante en el caótico tráfico de la capital Nepalí, abriendo carriles nuevos, enfrentándose a baches y socavones, esquivando autobuses y camiones y amedrentando a peatones y bicicletas, en medio del incesante clamor de miles de cláxones y bocinas, pese a que alguno ni se inmute...
Pese al asfixiante calor llevamos las ventanillas subidas debido a la polución que hay en las calles, y observamos que la gente camina cubriéndose con una mascarilla los más afortunados, otros con el cuello de la camiseta o con la mano…
Pese al asfixiante calor llevamos las ventanillas subidas debido a la polución que hay en las calles, y observamos que la gente camina cubriéndose con una mascarilla los más afortunados, otros con el cuello de la camiseta o con la mano…
Tras dejar los petates en el Hotel, Krishna nos acompaña a las oficinas de Asian Adventure, dónde Mikel nos recibe amablemente y pese a los continuos cortes de luz conseguimos realizar los últimos trámites de los permisos de Trekking y cambiamos nuestros euros por rupias nepalíes, haciendo que por unos momentos nos sintamos como acaudalados ciudadanos. Damos nuestro primer paseo por Thamel, aunque no hay tiempo para mucho, rechazamos unas 30 veces a los vendedores de “bálsamo de tigre”, evitamos que omnipresentes motocicletas nos atropellen como otras 30 veces, alguien se acerca disimuladamente y casi metiéndome la lengua en la oreja me susurra hash, marihuana, las tiendas de artículos de montaña se agolpan entre las de artículos de bronce y las de telas de pashmina, a Auro le encantaría esta costumbre de escupir constantemente en el suelo… hasta que el cansancio del viaje y el hambre comienzan a abrirse camino y nos conducen a las puertas de la recomendada y muy recomendable pizzería Road House y de aquí al Hotel a preparar mochilas y dormir….mañana el madrugón será elegante…nos esperan muchas experiencias y aventuras, sentimientos, imágenes, gentes, ssshhhh, esto no ha hecho más que empezar....to be continued....
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