Viernes 11 de julio de 2014. Abro
los ojos al compás de la alarma del suntoo e intento desperezarme mientras mi
espalda cruje, y me levanto acordándome de las progenitoras de los iluminados medicinales, que abanderan
las bondades de dormir en el suelo...Siguiendo escrupulosamente todos los
consejos del best seller de Katheen Meyer,
disfruto del abrigo de una estupenda roca con vistas al río y al frío amanecer,
buenos días Kirgyzstan.
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Despertar el Kirgyzstan. |
Unos corflakes que evitan
siquiera rozarse unos con otros dentro del tazón, un poco de pan, mochila al
hombro y en marcha, me da la impresión de que estos kirguises han
malinterpretado la dieta del cucurucho, creo recordar que en Asturias también
terminaba en –ar, pero no era patear...
Comenzamos a remontar la cuenca
del río glaciar por terreno cómodo, prácticamente llano, con el sol brillando
en un cielo azul inmaculado y el objetivo de alcanzar el punto al que
deberíamos haber llegado ayer de no haber dado el famoso rodeo.
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Rumbo a las montañas de SaryDzhaz Range. |
A medida que avanza la mañana el
calor se vuelve más y más pesado, a la vez que el cielo se llena de nubes
negras, no presagia nada bueno. Y así vamos hasta el lugar en que debemos
cruzar el río y hacer un alto para comer, aquí las nubes se cierran, el cielo
se oscurece y vemos como el infierno en forma de tormenta avanza despacio hacia
nosotros desde la entrada del valle. Así que mientras siete adultos nos
repartimos un suculento menú compuesto por una lata de sardinas, una tableta de
chocolate y unas galletas, toca ir colocando cubremochilas, polainas, gorex...
En cuestión de minutos pasamos de
30ºC a 8º,
y como no podía ser de otro modo, gracias Sr Murphi, caminamos todo el día en
un falso llano y cuando llega la tormenta y hay que correr, toca salvar un
paredón de unos 400 m
de desnivel. Rbkina y Alex marcando ritmo y yo detrás resoplando con la cabeza
gacha bajo la lluvia, alcanzamos un valle colgado lateral que da acceso a la
cordillera SaryDzhaz.
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Nos estamos doctorando en caminar bajo tormentas.
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Junto al circo que cierra el
valle, frente a una antigua morrena glaciar y rodeados de escarpados paredones
y algún serac, acampamos al abrigo de unos enormes bloques de roca ideales para
apretar haciendo boulder.
Cuando la tormenta amaina,
aprovechamos los últimos rayos de sol
para secar la ropa y disfrutar de un entorno de inmensa belleza, donde
la roca y el hielo comienzan a tomar protagonismo, duro, frío e inhóspito, el
paredón que cierra el valle tiene muchas similitudes con el del glaciar del
Chola Pass en Nepal.
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Detritus de morrena.
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A muchos kilómetros de cualquier
sitio civilizado, llevamos 6 días sin ver a nadie ajeno al grupo, 6 días
caminando, 6 días sin duchar, 6 días comiendo salchichón y hoy Julen ha
aprendido que no se debe plantar un pino en la guarida de una marmota…mañana
superaremos los 4000 m
para llegar al impresionante Inylchek Valley…to be continued.
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Último día de caballos. |
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Imposible quitarle la vista de encima. |
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¿Alguien ha perdido algo? |
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Clear water. |
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Rest. |
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El hombre al que susurraban las marmotas. |
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Estirando la espalda o "El día que Su aprendió a colocar la mochila" |
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Alex versión komando |
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Yellow |
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Seguimos remontando el curso del Tyuz, ahora ya con algo de hielo. |
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No se puede decir que los valles sean pequeños. |
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SaryDhhaz Range ofrece unas vistas impresionantes. |
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Esos momentos del día. |
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Se acerca la tormenta, el cielo ya está gris... |
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Pequeño glaciar colgado bajo el que pasamos. |
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Zona boulder. |
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Meditation. |
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Pared rocosa que cierra el valle colgado y esconde...eso para el siguiente día no seáis impacientes |
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Rock campsite
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