Hoy la etapa se presenta larga y dura, por lo que adelantamos la salida y a las 7:20 de la mañana estamos en marcha. Compartiendo camino con porteadores y trenes de mulas, iniciamos el descenso de aproximadamente 700 m hasta el impresionante puente colgante que cruza el Dudh Koshi Nadi, río que nace en los glaciares de los ochomiles, y que a su vez es el punto más bajo del Trekking con 1.550 m. Tardaremos poco más de una hora en recorrer este tramo y alcanzar el puente, en el que resulta todo un espectáculo ver cruzar a las mulas.
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Un tren de mulas cruzando el puente colgante. |
Superar el punto más bajo del Trekking tiene sus inconvenientes, ahora toca subir y bastante. El ascenso desde el puente es duro y no ofrece ninguna tregua, 500 m de empinadas cuestas e indomables escaleras, hasta alcanzar los 2.000 m a los que se encuentra Kharikhola. Poco antes de llegar a la aldea, cometemos el error de pararnos a comer en un Lodge, en el cual, con un ritmo caribeño sin igual, nos hicieron esperar más de hora y media para servirnos la comida, y para colmo era bastante mala, pero que le vamos a hacer c´est la vie.
A partir de aquí el camino abandona nuestro habitual rumbo este y realiza un brusco giro hacia el norte, en busca de tierras más altas, y se convierte en una montaña rusa estrecha y resbaladiza, en el cual para salvar los aproximadamente 700 m de desnivel que existen entre Kharikhola y Paiya, se acumulan más de 1.200 de subida, pasando por cotas cercanas a los 2.900 m. El cielo está cubierto, la niebla ronda cerca y hay como una especie de bruma constante, mal día para las fotos.
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El estrecho valle fluvial del Duhd |
A medida que el sendero va ganando altura dibujándose sobre el margen derecho de este marcado valle fluvial, las vistas van ganando enteros con inclinadas laderas e impresionantes cascadas que caen de forma vertiginosa hacia la línea que adivinamos sea al río, a más de mil metros por debajo de nuestros pies.
Pintorescas casas, porteadores, niños, mulas, puentes y algún pequeño monasterio, condimentan el camino, mientras intento compartir experiencias en la lengua de Shakespeare con un alegre Neozelandés, creo que vamos servidos estos días de listening and speaking en múltiples acentos.
Poco después de las tres de la tarde llegamos a Puiya, una pequeña aldea situada a 2.730m en la ladera este del valle, donde nos alojaremos en el Bee Hive, un simpático Lodge, en el que las habitaciones son como pequeñas casas con puertas de colores alrededor de un jardín. El frío es patente, y su sensación se incrementa con la humedad que nos trae la niebla que poco a poco está cubriendo el valle. Hoy Uddahv lleva bastante retraso, más de una hora, por lo que entre eso y que las duchas están poco menos que en la calle, abortamos operación ducha, y nos tomamos un té caliente mientras disfrutamos de un poco de lectura.
Stoner, el guía de Edu, aparece varias horas después, en medio de la noche cuando ya estamos cenando, un día se queja de catarro, otro de un tobillo, otro de no se qué, todos creemos que el problema es que el hombre es muy mayor para estas aventuras. Ya está decidido que mañana abandone el trekking y se quede en Luckla donde podrá coger una avioneta que le devuelva a Kathmandú, y Edu se quedará con nosotros dos.
La anécdota del día. Coincidimos en el Lodge, con una famila de tejanos de Texas, y el cabeza de familia, de unos 55 años, grande como un mundo y como no, con su sombrero de cowboy, tenía que demostrar que era tejano…y lo demostró. Haciendo gala de su hombría pidió durante la cena unos chiles, a lo cual muy amablemente le respondieron que únicamente tenían lo que ellos llaman killer chily, y que eran demasiado picantes, que sólo se utilizaban para cocinar, que no se podían comer así, bla, bla, bla….pero es que yo soy de Tejas y eso para mí son mariconadas así que tráeme el puto chily de una vez (me he tomado ciertas licencias en la traducción de la conversación al castellano). Dicho esto, de la cocina le sacan un pequeño plato como de postre, con un par de chiles cortados, Walker Texas Ranger coge el trozo más grande y se lo mete directamente a la boca y oh! Sorpresa, killer chily casi hace honor a su nombre…poco más y tenemos que llamar al 112, toser, escupir, gritar, enrojecer, arder, beber, saltar, caminar, llorar, salir…no se si se me ocurren más verbos…ah si….reír y mucho, que fue lo que hicimos todos en aquel pequeño salón, a Krishna yo creí que le daba algo del ataque de risa que tuvo.
Tras rociarle el saco a Joseba con nuestra solución de permetrina, a ver si fumigábamos la pulga nepalí que le estaba devorando, nos vamos directos al calor de nuestro Rab, hace frío…y es solo un pequeño anticipo de lo que nos espera…to be continued
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Un paseo hasta la fuente más cercana. |
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El río Dudh Koshi Nadi, con sus frias aguas de glaciar. |
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De paseo. |
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Sonreir es el deporte nacional. |
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Cuando los niños tienen que trabajar... |
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...algo no estamos haciendo bien. |
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Engalanadas de domingo. |
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Ancho de la finca = ancho de la pareja de animales. |
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Curiosa forma de señalar un vertedero |
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Kharikhola |
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¿Una casa de madera?, ningún problema, ahora mismo le envío el pedido... |
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No hay tregua |
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Se respira paz y tranquilidad. |
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Monk |
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Haciendo el homework del cole. |
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Los porteadores también transportan el forraje de los animales a los zonas más altas.. |
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Trabajo de hoz. |
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Amigas para siempre, means you´ll always be my friend.. |
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Cuando el camino se estrecha entre un precipicio y una pared, estos hombres caminan de lado. |
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Rbkina marcando el ritmo camino de Puiya. |
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Hoy no puede ir a jugar porque tiene que trabajar, mañana también, medítalo. |
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El bosque encantado. |
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Nuestro Lodge en Puiya...que las puertas de colores no os engañen, sigue siendo un lodge. |
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Siempre nos quedará el comodín de la llamada... |