Lunes, martes, esta semana solo
llevo dos días currando pero ya parecen quince. Por suerte me ha llovido del
cielo un miércoles anticiclónico, un pirineo cargado de nieve y vacaciones del
año anterior sin consumir, así que cuelgo el disfraz de currito me pongo el de
monte y Auf Wiedersehen. Pese a que el riesgo de avalanchas se ha reducido en
los últimos días (2 moderado por encima de los 2.000), para ir de solanas con
este paketón de nieve que tenemos, prefiero buscar una mañanera facilita que me
permita disfrutar y despejar la cabeza, y tras muchas vueltas me decanto por
hacer un poco el ganso en el Portalet, el destino final…sobre la marcha.
Salgo de casa sin mucha prisa
repitiendo casi de memoria las curvas del pantano de Yesa y pensando en la
esperada Autovía, en fín…y al llegar a Biescas un luminoso indica Portalet
cerrado en la vertiente francesa, nuestros vecinos del norte se han cansado de
limpiar la carretera.
Al llegar arriba me quedo
alucinado con la cantidad de nieve acumulada, es realmente espectacular y si a
todo esto sumamos un día de sol radiante sin una sola nube…como diría un buen amigo…pa llorar.
Aparco el coche en un hueco que
ha limpiado una pala frente a la Venta
Sancho, preparo el arva (todavía no sé para qué, porque voy
solo y aquí no se ve ni al apuntador), monto mochila y esquís y me encamino
hacia la frontera (1.794 m).
La carretera del lado francés literalmente ha desaparecido, las señales están
enterradas y se intuyen en algún punto los postes de baliza de los laterales,
así que decido aprovecharlo y sin montar focas me deslizo dirección norte hacia
donde se supone que en algún lugar bajo la nieve está el parking de Aneu. A
medio camino veo un perro que me suena muchísimo ¡pero si es Zoli!...y como era
de esperar unos metros más atrás, fokeando “carretera” arriba, aparece mi amigo
Raúl, el Crack de Guías de Jaca, que regresa de Pombie donde lleva desde el
domingo trasteando con las chimeneas y canales del Midi…charlamos un rato y
luego continúo ruta, he decidido repetir jugada en el Pico Canal Roya, me da
buen feeling para hoy.
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¿Seguro que aquí había una carretera? |
Desciendo hasta el fondo del
valle (1.710 m),
coloco las fokas, saludo oportunamente al Midi y me encamino rumbo al oeste
hacia el vistoso grupo de cabañas semienterradas. El volumen de nieve es tal
que no hay arroyos, los barrancos por los que discurren están totalmente
cubiertos.
Una vez superadas las cabañas,
continúo por un marcado barranco de pendientes suaves con la referencia siempre
visible de la Pène
de la Glere,
cuyas inclinadas laderas en sombra ofrecen cierto respeto y procuro pasar lo
más rápido posible al salir del barranco.
El camino se abre en la Plaa de la Grandillère, entre el
pico del mismo nombre y las laderas de la
Peña Blanca, ofreciendo una espléndida
vista del circo en el que se enmarca el Pico de Canal Roya. Al fondo a la
derecha, en el Col de Houer, se observa una marcada cornisa justo encima de una
placa con cara de pocos amigos, mejor no acercarse. Aquí las pendiente se
endurece ligeramente y a medida que voy ascendiendo por una marcada huella voy
fijándome que la nieve está increíble y se presentan infinidad de posibilidades
para la bajada…se me hace la boca agua. Hay que girar hacia el sur para
colocarse bajo las laderas de circo, y poder así atacar el collado del Canal
Roya trazando una diagonal hacia el norte. Aquí me encuentro con las únicas
personas que vería en todo el camino, tres aragoneses de Sabiñánigo que me
corroboran el excepcional estado de la nieve incluso en la parte alta.
Una vez superadas las rampas que
llevan al collado comienzo a navegar dirección sur por una hermosa pala
sostenida que lleva a la cima y me va susurrando…baja por aquí, baja por aquí,
la verdad es que tiene muy buena pinta, tentador.
Algo más de dos horas después de
dejar el coche alcanzo la cima del Pico de Canal Roya (2.345 m), situado sobre la
misma cresta en la que se enmarca el Pico Malacara, el día esta totalmente despejado y las vistas
bien merecen el esfuerzo. El manto blanco le confiere al Pirineo un encanto
especial y hoy no falta nadie a la fiesta, desde los occidentales como el Anie
a los tresmiles más cercanos como el Garmo Negro, pasando por Aspe y Bisaurín,
Midi y Anayet, un lujo.
Tras un buen rato disfrutando del
espectáculo, me decido por la pala noroeste hacia el collado…tiene algo que me
llama. Sin palabras, la calidad de la nieve llega al extremo de permitir los
giros conducidos con la facilidad de una pista. Tras el collado, la única pala
con unos 30º me hace disfrutar de una forma impresionante. A partir de aquí me
dedico a zigzaguear por la ladera norte del barranco ya que la sur se ve
demasiado transformada y me encamino serpenteante hacia el Portalet, tratando
de salir lo más alto posible para acortar todo al máximo la fokeada hasta el
coche.
Cañita con limón y bocata de
longaniza casera en la Venta Sancho.
Una mañana redonda.
Desnivel positivo acumulado: 700 m
Desnivel negativo acumulado: 700 m
Orientación pala cimera: N-O
Orientación pala del collado: E
Distancia ida y vuelta: 10.4 Km
Inclinación máxima aproximada:
30º
Dificultad: Media-Baja (En
dependencia directa de las condiciones de la nieve).
En función de la estabilidad del
manto nivoso, posibilidad de aludes en las laderas N del Pène de la Glère.
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Algo de nieve si que hay si. |
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Vista principal de destino desde "la carretera". |
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Sigue la huella y ve hacia la luz. |
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Rumbo al barranco. |
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Vuelvo la cámara a mitad de barranco. |
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Rampa final del barranco. |
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Un vistazo atrás. |
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Péne de la Glere. |
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Coll de Houer. |
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En la Plaa de la Grandillere |
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Última pala a la cumbre. |
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Bisaurín impresionante. |
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Aspe and friends. |
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El jefe de la barraca. |
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Infiernos. |
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Mi compañero de ruta. |
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Cremita y todo "pa bajo" |
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Be careful with... |
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La carretera. |
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¿Alguien ha visto mi pala? |
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Una foto vale más que mil palabras. |
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Perfil de ruta |
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Mapa de ruta. |